miércoles, 29 de agosto de 2007

REFLEXIONES

REFLEXIONES, 1
por Juan González

“La vida a costa del trabajo ajeno, será cosa del pasado.”
Marx


En el impresionante cementerio londinense de Highgate se encuentra la tumba de Karl Marx dominada por un bronce de la cabeza del revolucionario alemán. El autor del mismo lo dota de una mirada penetrante para indicar la extraordinaria inteligencia que poseyera en vida. En la parte inferior de la lápida está escrita la tesis once sobre Feurbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”.
A ninguno de quienes nos consideramos marxistas se nos escapa la importancia de los sucesos que significaron y significan la caída del campo socialista en Europa. El retroceso de una experiencia de millones de hombres y mujeres que daría como resultado la edificación de una sociedad con unas relaciones sociales de producción distintas a todas las que conoció la humanidad y en la que no existiría por primera vez en la historia, la explotación del hombre por el hombre y cuyo resultado final sería la desaparición de las clases sociales y con ello la apertura de una nueva y diferente época histórica.
Es inevitable abordar estos sucesos para saber que es lo que aconteció, pero debemos afrontarlos desde la estructura interna del marxismo, debemos en primer lugar saber que es lo que se dio entre aquello que reside en el área de lo teórico en su relación con la práctica histórica. Debemos saber cual es el grado de afectación, si lo hubiere, de los elementos teóricos para saber si el enunciado anterior de abordaje es posible o no.
En este caso, como en otros muchos, lo fundamental es el acierto en las preguntas, porque su mismo enunciado infiere la discrecionalidad de las respuestas. El inquirir que es prioritario preguntar y que es secundario condicionará sin duda todo el edificio que queremos descubrir.
Es lugar común el negar la cientificidad del marxismo, o como máximo permitir su capacidad interpretativa sobre la sociedad capitalista. También y siempre en menor medida sobre la comprensión de las formaciones sociales que la precedieron. Se critica la forma inadecuada de la teoría marxista de solventar sus predicciones equivocadas y también su modo de dar respuesta a los sucesos que supuestamente no iban a suceder; se critica además su no capacidad de incorporar a la teoría aquellos asertos que inevitablemente devendrían de sus errores. En definitiva se pone en cuestión en mayor o menor medida las herramientas lógicas que el marxismo utiliza en el análisis. Se crítica el materialismo histórico por su equivocada y siempre utópica predicción de la sociedad socialista como resultado de las contradicciones imperantes entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. Y de ahí, de forma elegante, se deduce la acientificidad del marxismo por la búsqueda de este de explicaciones que justifiquen esta “equivocada” predicción sin romper con toda su estructura teórica.
Desde un tiempo a esta parte se nos habla del final de la historia y que esta llegó a su fin como sucesión de diferentes formaciones económico-sociales, referido esto como: “el punto final de la evolución ideológica de la humanidad y a la universalización de la democracia liberal occidental como forma final del gobierno humano”. Todos aquellos que han detentado el poder económico en cualquier época histórica, y sus epígonos, han pretendido hacer del orden económico-social existente un hecho ahistórico y eterno. Olvidando intencionadamente que surge en el devenir de la historia y es fruto de circunstancias determinadas, y que en si mismo lleva el germen de su finitud y cambio. Pretenden negar así la base lógico-analítica y racional del marxismo.
Es obvio que todo este andamiaje ideológico tiende a afirmar la supremacía del capitalismo y a explicar que no solo es la sociedad donde lo racional se hace real sino que no hay alternativa a la misma. Que es vano creer en la lucha por una sociedad sin clases puesto que al proponerla se hace desde fuera de la historia y de de la razón, pretendiendo también de esta forma hacer sucumbir el componente ético del marxismo. Se insiste en que las herramientas de análisis, tanto la lógica dialéctica como el materialismo histórico no son capaces de conocer lo objetivo real lo suficiente como para intentar explicar como será el desarrollo de las sociedades humanas, que la interpretación marxista del hombre social no es válida porque las herramientas en las que se asienta no son científicas. Así se intenta impedir el uso de estas herramientas en su capacidad revolucionaria de transformación de la realidad. No valen para interpretar la realidad, por ende tampoco para transformarla. No se conforman con que Marx esté en su tumba sino que quieren también matar su epitafio.

continúa

A modo de introducción, presentación.

Cuando se habla de la oposción revolucionaria a la degeneración de la Revolución Rusa o la de la Internacional Comunista, se suele entender, por lo general, que se hace referencia a la Oposición de Izquierda dirigida por Trotsky y otros líderes bolcheviques. Es más, la crítica totalmente inadecuada de ambas - hecha con mucho retraso por aquellos que jugaron un papel activo de esa degeneración- es considerada como el principio y el fin de toda oposición, tanto dentro de Rusia como de la Internacional. Sin embargo, la crítica mucho más profunda y consecuente llevada a cabo por los "Comunistas de Izquierda" bastante antes de formarse la Oposición de Izquierdas en 1923, o es ignorada o se describe como los delirios de lunáticos sectarios alejados de la "realidad". Esta deformación del pasado es simplemente una expresión de la amplia influencia de la contrarevolución que se impuso tras años de lucha revolucionaria que concluyeron en los años veinte. Esta manipulación de la realidad va a servir siempre a los intereses de la contrarevolución capitalista para ocultar o deformar la historia y las tradiciones genuinamente revolucionarias de la clase obrera y sus minorías comunistas.
La burguesía intenta de esta forma oscurecer la naturaleza histórica del proletariado, de la clase destinada a llevar a la humanidad al reino de la libertad. Contra esta deformación del pasado los revolucionarios deben afirmar y examinar las luchas históricas del proletariado, no por el interés propio de los recopiladores de la historia sino porque la experiencia pasada de la clase proletaria forma parte, con sus actividades presentes y futuras, de una cadena sin solución de continuidad y porque únicamente comprendiendo el pasado se puede comprender el presente y aproximar el futuro. Pretendo que la segunda entrega que tratará sobre la Izquierda Comunista en Rusia, ayude a arrancar un capítulo importante de la historia del movimiento comunista de las deformaciones con las que ha sido narrada por la historiografía burguesa, ya sea esta académica o de izquierdista. Pero sobre todo dar una impresión sobre las lecciones de luchas, derrotas y victorias de la Izquierda Rusa, lecciones que tienen un papel vital en la reconstitución del movimiento comunista del presente.
Gustavo Alvarez.